miércoles, 11 de julio de 2012

Somos mucho más que lo que nos dijeron que eramos.




SOMOS MUCHO MAS QUE LO QUE NOS DIJERON QUE ERAMOS.

Desde chicos nos educan para “ser alguien en la vida”. 
Nos ponen a pensar en logros, títulos, premios, dinero, fama. Nadie nos dice nada sobre ser felices.
Jamás nadie nos dice que lo más importante es saber quiénes somos. 
Y claro: si nadie nos enseña a reconocer quiénes somos realmente, se cae de maduro que antes o después vamos a sufrir por esa ignorancia.
Los grandes maestros en inteligencia emocional, Osho, Yogananda, Ramana Maharshi, Amma, Krishnamurti, la teosofía, Sai Baba, hablan de la trascendencia del septenio.
Septenio, es decir, siete años.
Dicen que tus primeros siete años, tiendes a repetirlos toda la vida. Osho es el más duro, dice que en la concepción, desde la panza, ya se maneja el amor incondicional con que fuiste convocado a este plano vital, según la forma en que fuiste buscado.
Sai Baba por su parte dice que en los primeros tres años se va moldeando la visión que tengas del mundo según lo que te enchufaron en tu casa, que era el mundo. 
“En tu casa” tiene que entenderse básicamente por los padres. Dicho más cruel, o más liberadoramente, el primer septenio es, en esencia, tu madre.
La madre es quien te tuvo, quien te parió, quien te dio la teta y a través de ella te comunicó su sensación, su percepción del mundo.
Krishnamurti dice que hay personas que desde el primer momento son criadas con miedo, con ira, con mucha falta de amor, “Ojo, hijo mamá te va a proteger de este mundo duro”. 
A veces ya te dicen de entrada: “Las que me hizo tu padre desde que naciste”. 
Es lógico entonces haber construido una personalidad sufriente, amargada, caer enredado en todas esas trampas de la ignorancia adquirida.
Sai Baba enseña que la autoestima real no es el orgullo, sino la comprensión de quiénes somos. 
Hay que hacer el esfuerzo de recordar a cada momento no solamente que tu naciste para ser feliz, para expresar tu amor y tus talentos, sino también que cada vez que lo hagas te va ir muy bien en la vida. 
Llámalo como quieras: karma, retribución, la vieja historia de que el que siembra cosecha… 
Cada vez que tu ayudes, nada te va a faltar; cada vez que tú te rías, no de los demás sino con los demás, el mundo se va a reír a tu lado.

RE-PROGRAMARNOS


Los cuidadores primarios, con sus palabras, creencias, mandatos, ideas, fueron construyendo la personalidad que tenemos hoy en día. 
La información que recibimos en el primer septenio de vida, determinó nuestra personalidad más definida.
Siendo adultos conscientes, podemos modificar muchas creencias y actitudes que absorbimos siendo pequeños y que sentimos que ya no nos sirven o que opacan nuestra luz y no nos permite ser quienes somos.
¿Cómo hacerlo? Siendo observadores de lo que pensamos, de la manera en que nos relacionamos con los demás, de las actividades que realizamos, etc. 
Entrar en contacto con uno mismo, y saber qué es lo que uno quiere y que cosas elegimos descartar, es el mejor camino para avanzar y no seguir haciendo mecánicamente lo que ya no preferimos.
Siempre tendemos a repetir una y otra vez las primeras experiencias que hemos conocido. 
Cuando, de chicos, vivimos ciertas situaciones, la respuesta a esos hechos, o la información que el mundo nos dio sobre ellos, queda plasmada en la memoria, sin haber sido procesada con comprensión e inteligencia, y es repetida durante toda una vida.
Es hora de dejar esa información que vino de afuera, e indagar en nuestro interior donde hay una fuente de sabiduría natural que puede generar a diario nuevas respuestas, audaces, bellas, imaginativas, verdaderamente creativas y sanadoras, que eliminarían con rapidez todos los comportamientos del pasado que venimos reiterando.
La manera de ser amorosa que los cuidadores primarios tengan con sus niños, es fundamental para crear personas sanas, con alta estima y fuertes.
Las palabras que le decimos a los chicos tendientes a reconocerse como seres valiosos, capaces, hermosos, va a construir individuos con personalidades en equilibrio con su ser interno más elevado.
Las palabras cargadas de negatividad, de críticas destructivas, el señalar los errores y no las capacidades o los talentos, generan individuos con baja estima y tendientes a depender de otros para sentirse plenos.

LOS NIÑOS NOS ESCUCHAN

Está comprobado que lo que el niño escucha en palabras y actitudes en su primer septenio, define su personalidad, sus creencias y actitudes de adulto.
Si eliges creer que no vales, que la vida nunca será buena contigo y que jamás conseguirás nada de lo que quieres, puede que el Universo te responda manifestando en tu vida esas creencias.
En el momento en que empieces a cambiar tus pensamientos, tus palabras y acciones, en el momento que estés dispuesto a atraer el bien a tu vida, el Universo te responderá en consecuencia.
Es muy cómodo el papel de víctima, ya que así siempre cualquier cosa es culpa de otra persona. 
Tenemos que hacernos cargo de lo que pensamos, de lo que decimos y hacemos, porque todo eso que damos, nos volverá y el tiempo de delegar la responsabilidad y las culpas a alguien externo, ya no va más.



Extraído de facebook la página Amor incondicional.
Gracias por compartir.




Isabel y Ángel

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