domingo, 30 de mayo de 2010

Ser un buen padre (primera parte)







Ser un buen padre.

Ser padre supone una aventura extraordinaria pero también un gran reto. Los papás quieren dar confianza, seguridad y amor a sus hijos, permitirles desarrollarse plenamente y felices, pero a veces pueden caer en errores o no desarrollar actividades y estrategias que les van a ayudar a ser un buen padre.


Pasar tiempo con los niños

Pasar tiempo con los niños es enormemente importante. Aunque el trabajo y las tareas del hogar nos dejen tiempo libre este, prioritariamente, es bueno pasarlo con nuestros hijos. La infancia no va a volver y saber que nuestro padre disfruta de nuestra compañía nos da una enorme seguridad en la familia.

 
Por supuesto podemos encontrar momentos para el ocio, pero de verdad, ocuparlo disfrutando de los niños nos enriquece y también proporciona un clima de confianza que los niños reproducen, sintiéndose muy importantes para nosotros y sabiendo que nos hace felices su compañía. Hay muchas actividades que no son compatibles con los niños, como deportes arriesgados o salidas nocturnas, pero muchas cosas placenteras se pueden adaptar a ellos. Es el momento de los paseos, recuperar los juegos de la infancia, la bicicleta, el campo… de verdad que aburriros no os vais a aburrir.

 
El tiempo pasa muy deprisa y no hay vuelta atrás. Todo lo que no compartáis con vuestros hijos de niños no volverá. Las oportunidades perdidas no se recuperan y la infancia de vuestros hijos es ahora. Vividla.


El trabajo en el hogar

Si os han educado de manera en que las mujeres son las que llevan el peso del cuidado de los niños y de la casa, es hora de cambiar. Incluso si la mamá se queda en casa para atender a los pequeños eso no va a querer decir que ella deba ser la única encargada de las tareas domésticas. Si ambos trabajáis, la casa hay que hacerla entre los dos, y si hay un bebé en casa al que la madre amamanta o atiende preferentemente, pues no está de más asumir alguna tarea adicional para que ella esté en la mejor condición para cuidar al pequeño.


No hay trabajo más duro que cuidar un bebé o varios niños día y noche, en serio, si no os lo creéis intentadlo. Uno termina agotado física y emocionalmente, sobre todo si se desvive por proporcionar atenciones adecuadas a los pequeños y estar siempre disponible para ellos como necesitan.


Así que al volver a casa es hora de tomar el relevo. El trabajo del cuidado de los niños es cansado y además, es el más importante del mundo. Que la mamá esté lo más descansada posible y de buen ánimo puede depender de la ayuda de su pareja y desde luego, si ella está fuerte y feliz vuestros hijos van a ganar mucho con ello. Responsabilidad de papá es, por tanto, procurar que la cuidadora principal, que suele ser la mamá, esté en buenas condiciones.


Tras un día entero con los niños ella puede estar deseando que aparezcas por la puerta para darse una ducha o estar un rato tranquila. Es tu turno. La hora del baño y la cena es caótica, es tu turno. Al terminar la jornada quedan cosas desordenadas y la cocina sucia, es tu turno. ¿Parece duro? Lo puede ser, pero también es un esfuerzo muy satisfactorio porque redunda en la felicidad de la familia.


Ser un buen padre es respetar a la madre

La madre de vuestros hijos merece ser tratada con absoluto respeto. Pase lo que pase. Si sois pareja, demuéstrale amor sincero, nada de infantiles reproches porque te desatiende. Hay papás que añoran el noviazgo y la dedicación de la compañera, pero ahora siempre estarán los niños primero, sobre todo cuando son bebés. Es hora de madurar, vuestra compañera no es vuestra madre ni puede daros los cuidados que quizá no os dieron.


Tampoco es el momento de encapricharos con comprar cosas que descabalen el presupuesto o con actividades, viajes y diversiones incompatibles con la crianza o que excluyan a los niños.


Si ella es especialmente apegada a su hijo, si vive la maternidad con amorosa entrega, disipad los celos. A veces esconden al niño al que no le dieron tanto amor como el que vuestro hijo recibe. Pero eso no es motivo de celos, es motivo de orgullo. Vuestro hijo tiene la mejor madre del mundo y vosotros tenéis la suerte de estar a su lado. ¿No es maravilloso? Disfrutadlo, aunque al principio os dejen un poco fuera de su mundo amoroso, es normal y natural. Vuestro papel es el de sostenerlos y cuidarlos, no el de enfurruñaros si no os hacen tanto caso como querríais. Demostrad el amor con actos.


Llegará un día en el que el niño vaya buscando también al padre, pero sin forzarlo, porque los vínculos verdaderos nacen de la libertad. Estad disponibles, pero no presionando.


El sexo en la pareja

En esos primeros tiempos vuestra pareja puede no ser muy receptiva a las relaciones sexuales, entendedlo. Todo su cuerpo está centrado en el bebé. Estará muy cansada, habrá dormido poco y además, las hormonas y la mente la tienen en otro universo a veces. Respetad ese proceso normal, sin reproches ni comentarios que puedan hacerla sentir presionada o triste. No intentéis que acceda por no disgustaros, seguro que podéis imaginar que es una sensación que nadie quiere vivir. Os ama seguro, aunque el deseo esté adormilado por un tiempo.


Hay muchas formas de despertar el deseo o de hacerlo vivir sin relaciones sexuales completas. La mujer, especialmente ahora que está cansada y emotivamente revolucionada, necesita dedicación, mimos, cariño, palabras agradables, detalles. La ternura y las caricias, los masajes y los abrazos son ahora mucho más importantes que nunca, incluso si no hay nada más por un tiempo, disfrutadlo, porque reforzará la relación entre vosotros. Sin poneros una fecha, todo llegará.


Padres separados

Tratadla bien siempre, habladle con cariño y respeto, sin gritos ni malos modos. Le estáis dando a vuestros hijos el ejemplo de cómo se deben tratar las personas, sobre todo a las personas a las que amamos y con las que vivimos. Eso lo van a reproducir toda su vida.


Incluso si no sois pareja hay que aprender a llevarse bien, ser amables, cariñosos y educados. No pelear ni discutir delante de los niños y manejar las diferencias con respeto. La madre de vuestro hijo siempre va a estar en vuestra vida de una manera u otra, pero sobre todo, siempre va a ser una figura importantísima en su vida. Si ella está en tensión, preocupada o triste el niño lo va a sentir y le va a afectar, así que sigue siendo nuestra responsabilidad, aunque no estemos juntos, ayudar a que ella pueda desarrollar una maternidad feliz. Sobre todo, de nuevo, vamos a enseñar con el ejemplo, a nuestros hijos, como se comportan las personas a pesar de la separación o los conflictos, con respeto y responsabilidad.


Conclusión

Todas estas estrategias van a poder ayudaros a ser un buen padre y a ser más felices. Nadie dijo que la paternidad eran unas vacaciones en las que desocupar la responsabilidad y descansar. Ser padres es duro a veces, es cansado, es un ejercicio de maduración doloroso, pero os aseguro que vivido así, de forma consciente, va a ser la aventura más hermosa de vuestra vida.


Mireia Long (Bebes y más)

domingo, 23 de mayo de 2010

Cuento: El miedo es blandito y suave.







Valor educativo: Vencer el miedo a la oscuridad.

Cuento:

Marina era una niña que tenía mucho miedo de la oscuridad. Al apagarse la luz, todas las cosas y sombras le parecían los más temibles monstruos. Y aunque sus papás le explicaban cada día con mucha paciencia que aquello no eran monstruos, y ella les entendía, no dejaba de sentir un miedo atroz.


Un día recibieron en casa la visita de la tía Valeria. Era una mujer increíble, famosísima por su valentía y por haber hecho miles de viajes y vivido cientos de aventuras, de las que incluso habían hecho libros y películas. Marina, con ganas de vencer el miedo, le preguntó a su tía cómo era tan valiente, y si alguna vez había se había asustado.


- Muchísimas veces, Marina. Recuerdo cuando era pequeña y tenía un miedo terrible a la oscuridad. No podía quedarme a oscuras ni un momento.


La niña se emocionó muchísimo; ¿cómo era posible que alguien tan valiente pudiera haber tenido miedo a la oscuridad?


- Te contaré un secreto, Marina. Quienes me ensañaron a ser valiente fueron unos niños ciegos. Ellos no pueden ver, así que si no hubieran descubierto el secreto de no tener miedo a la oscuridad, estarían siempre asustadísimos.


- ¡Es verdad! -dijo Marina, muy interesada- ¿me cuentas ese secreto?


- ¡Claro! su secreto es cambiar de ojos. Como ellos no pueden ver, sus ojos son sus manos. Lo único que tienes que hacer para vencer el miedo a la oscuridad es hacer como ellos, cerrar los ojos de la cara y usar los de las manos. Te propongo un trato: esta noche, cuando vayas a dormir y apagues la luz, si hay algo que te dé miedo cierra los ojos, levántete con cuidado, y trata de ver qué es lo que te daba miedo con los ojos de tus manos... y mañana me cuentas cómo es el miedo.


Marina aceptó, algo preocupada. Sabía que tendría que ser valiente para cerrar los ojos y tocar aquello que le asustaba, pero estaba dispuesta a probarlo, porque ya era muy mayor, así que no protestó ni un pelín cuando sus padres la acostaron, y ella misma apagó la luz. Al poco rato, sintió miedo de una de las sombras en la habitación, y haciendo caso del consejo de la tía Valeria, cerró los ojos de la cara y abrió los de las manos, y con mucho valor fue a tocar aquella sombra misteriosa...


A la mañana siguiente, Marina llegó corriendo a la cocina, con una gran sonrisa, y cantando. "¡el miedo es blandito y suave!... ¡es mi osito de peluche!"


Autor.. Pedro Pablo Sacristan
Cuentos para dormir.
 
http://cuentosparadormir.com/infantiles/cuento/titin-el-nino-avispa

sábado, 22 de mayo de 2010

Cuándo y cómo quitar los pañales.






Cuándo y cómo quitar los pañales.


Muchas veces se habla de «aprendizaje del control de esfínteres » y eso deja a los padres vagamente intranquilos.


Porqué, aparentemente, un aprendizaje requiere una enseñanza. ¿Quién y cómo ha de enseñar al niño a controlar sus esfínteres, sea eso lo que sea? Pues no, aprender a no hacerse pipí encima, lo mismo que aprender a caminar, a sentarse o a hablar, son cosas que no requieren estudio ni enseñanza.


Existen niños de diez años y también adultos que no saben leer o que no tocan el piano porque nadie les enseñó. Los padres tienen que hacer algo (enseñar a su hijo o buscarle un profesor o una escuela) si quieren que aprenda esa y muchas otras cosas. Pero no hay niños de diez años que no sepan caminar, sentarse o hablar, o que se hagan pipí encima (despiertos).


Todos los niños sanos (y buena parte de los enfermos) controlan perfectamente el pipí (de día) y la caca a los cuatro años o bastante antes. Por lo tanto, la pregunta no es «¿qué tengo que hacer para que mi hijo aprenda a usar el retrete?», pues haga usted lo que haga, tanto si lo hace todo «bien» como si lo hace todo «mal», o incluso aunque no haga nada de nada, su hijo aprenderá. La pregunta es «¿qué puedo hacer para que mi hijo no sufra mientras aprende a usar el retrete?» Y la respuesta es «más vale que no haga nada». O que haga lo menos posible.


Cuando los padres hacen algo, cuando sientan al niño a ciertas horas en el orinal, cuando le obligan a estar sentado hasta que hace algo, cuando le riñen si se lo hace encima, a la larga el niño aprenderá también a ir al retrete, pero será desgraciado en el proceso (y sus padres también). En casos extremos, es probable que ciertas «enseñanzas» desafortunadas pue-dan retrasar el aprendizaje o producir en el niño un rechazo a defecar que se convertirá en estreñimiento.


Pero si no le quitamos nunca el pañal, ¿cómo aprenderá? ¿No seguirá llevando pañal toda la vida? Lo dudo. No conozco a nadie que haya hecho la prueba; pero sospecho que, incluso si los padres no tomasen nunca la iniciativa, todos los niños acabarían por arrancarse el pañal ellos mismos.


Nadie va con pañal por la calle a los quince años. Pero el caso es que los pañales cuestan dinero y cambiarlos cuesta un esfuerzo, y casi todos los padres hacen, antes o después, un esfuerzo para quitar el pañal a sus hijos. En principio, eso no debería traer ningún problema.


El pañal es algo totalmente artificial, un invento relativamente reciente que no busca la comodidad del niño, sino la de sus padres. Los niños no necesitan pañal. Muchos padres le quitan a su hijo el pañal en verano y que sea lo que Dios quiera. Incluso antes del año, cuando saben que es imposible que el bebé controle el pipí y la caca de forma voluntaria. Para hacerlo, por supuesto, es conveniente no tener alfombras ni moquetas en casa, y es necesario estar dispuesto a fregar cualquier rincón en cualquier momento, sin el menor reproche.


Así se ahorra el niño algunas escoceduras por el calor y los padres mucho dinero en pañales. Al final del verano, si (como era de esperar) el niño se lo sigue haciendo todo encima, se le vuelve a poner el pañal y tan contentos. En el primer verano después de los dos años, cuando de verdad hay alguna esperanza de cambio, los padres pueden explicarle al niño lo que se espera de él: «Cuando tengas ganas de hacer pipí o caca, avisa. » Pero, por supuesto, no se harán pesados preguntando cada media hora (basta con que lo expliquen una vez en junio o, como mucho, cada quince días), ni lo sentarán en el orinal cuando no lo ha pedido, ni le reñirán o criticarán ni se burlarán de él por los escapes o por las falsas alarmas, ni mostrarán impaciencia.


Puede ser útil preguntarle si prefiere usar el retrete, como papá y mamá, o un orinal (y que elija el que más le gusta) o un adaptador para el retrete.


Mientras no haya un mínimo control, es prudente ponerle el pañal para salir a la calle. Algunos niños logran el control en este verano, otros en el siguiente. Algunos, por supuesto, alcanzan la madurez entre medias y piden que se les quite el pañal en invierno («¿Estás seguro?» «Sí. » «Bueno, vamos a hacer la prueba. ») Quitar el pañal, decíamos, no habría de traer ningún problema, pero a veces lo trae. Incluso sin obligarles, sin reñirles, sin ponerse pesado y sin hacer comentarios ofensivos, algunos niños se niegan a que les quiten el pañal.


Están tan acostumbrados a llevarlo, que no se imaginan la vida sin él. Explíquele a su hijo que no importa que se haga pipí o caca en cualquier sitio, que no se va a enfadar. Pero si a pesar de todo le pide un pañal, póngaselo sin rechistar. Al fin y al cabo, la idea no fue suya; fueron sus padres los que decidieron ponerle pañal cuando nació y no es culpa del pobre chico si se ha acostumbrado.


Es posible que un niño que al año y medio se dejó quitar el pañal, se niegue a los dos años y medio. No insista, no atosigue, simplemente dígale: «Bueno, cuando quieras que te lo quite, avisa», y ya está. Algunos niños están contentos de ir sin pañal, pero se sienten incapaces de usar el orinal. Notan que van a hacer algo, avisan, pero no quieren sentarse en ningún sitio. Quieren el pañal. A veces, durante una temporada, hay que ponerles un pañal cada vez que han de hacer pipí o caca. A algunos, que juegan desnudos en la playa, hay que ponerles un pañal para que hagan pipí. No se asombre, no se queje, no se ría. Póngale el pañal sin discutir, que ya falta bien poco.


Algunos niños, más tímidos, no se atreven a pedir el pañal, pero tampoco a usar el orinal, e intentan retenerse lo más posible. Algunos llegan a sufrir estreñimiento. Si observa que su hijo deja de hacer caca cuando le quitan el pañal, pruebe a ponérselo otra vez (incluso si no lo ha pedido). No es malo volver a usar el pañal después de unos días o meses sin él. No es un paso atrás ni un retroceso, ni le hace ningún daño al niño. A no ser, claro, que él se niegue. Nos vamos ahora al otro extremo, al del niño que no es capaz de controlarse, pero insiste en que le quiten el pañal o en que no se lo vuelvan a poner si se lo habían quitado en verano.


Como siempre, es importante hablar con el niño y ser respetuoso. Si sólo hay fallos ocasionales, es mejor hacerle caso. Si el control es nulo, tal vez pueda convencerle de que se lo deje poner. Pero si se niega en redondo, si llora para que no le pongan el pañal, si lo vive como un fracaso o una humillación, es mejor también hacerle caso, tal vez intentar llegar a una solución de compromiso («puedes ir sin pañal por casa, pero si salimos a pasear te lo has de poner»).


A veces hay que renunciar a salir de casa durante unas semanas para no tener un drama, lo que no deja de ser una lata. Por eso es importante no ponerse pesados con el asunto, no lanzar indirectas y puyas, que nadie le vaya diciendo al pobre niño «qué vergüenza, tan mayor y con pañales», «a ver si aprendes a ir al retrete de una vez», «si te lo vuelves a hacer encima, te tendré que poner pañales como a una niña pequeña» y otras lindezas. Nunca hay que hablar así a un niño, ni en este tema ni en otros. Todos los niños normales saben controlarse de día, sin necesidad de enseñarles nada.


Si su hijo se sigue haciendo caca o pipí encima después de los cuatro años (salvo algún accidente muy de tarde en tarde con el pipí), consulte al pediatra. Cuando hay problemas, con frecuencia son de origen psicológico (a veces debido precisamente a intentos de «enseñarles» a usar el orinal por las malas y otras veces, manifestación de otros conflictos o de celos). En algunos casos, la defecación involuntaria (encopresis) es consecuencia del estreñimiento: se forma una bola que irrita la mucosa rectal y produce una falsa diarrea. El niño no lo hace a propósito, y las burlas y castigos no harán más que empeorar el problema. Pero las noches son muy distintas.


Aunque muchos niños pueden dormir secos a los tres años, otros muchos se hacen pipí en la cama (enuresis nocturna) hasta la adolescencia o incluso toda la vida. Durante la Primera Guerra Mundial, el 1 por ciento de los reclutas norteamericanos fue declarado no apto para el servicio por enuresis. La enuresis nocturna casi nunca tiene causa orgánica o psicológica, sino que depende de la maduración neurológica y de las características genéticas (va por familias). Algunos niños consiguen no hacerse pipí en un día especial (por ejemplo, en casa de un amigo), a costa de pasar la noche prácticamente en vela. Por supuesto, no pueden hacerlo muchos días seguidos.


Por desgracia, algunos padres no comprenden el enorme esfuerzo que han hecho y se lo echan en cara («en casa de Pablo bien que espabilaste, pero aquí no te preocupas, claro, como estoy yo para lavar sábanas»). Este tipo de comentarios, además de cruel, es falso.


Hace poco, una madre comentaba en un foro de Internet que su hija de siete años se hacía pis en la cama. Otra madre le contestaba así:


Yo estuve haciéndome pis hasta los dieciséis años, y peor que me sentía y más acomplejada que nadie… Me tiraba las noches en vela para no mojar la cama, y en cinco minutos que el sueño me rendía, me hacía pis; estaba desde el medio día sin beber nada, era horrible, y seguía haciéndome pis; me levantaba por la noche a lavar mis sábanas para que no se enteraran… No la regañes, no la responsabilices, es una enfermedad, de pronto un día dejé de hacérmelo. Mi hijo mayor se hizo pis hasta los trece años…


Quisiera explicar aquí una anécdota, en homenaje a un gran pediatra japonés, el Dr. Itsuro Yamanouchi, de Okayama. Visité su hospital en 1988, y me fascinó aquel sabio humilde que seguía atendiendo consultas externas de pediatría a pesar de ser director de un gran hospital. Le acompañé una tarde en su consulta, y él me explicaba en inglés lo que ocurría. —Este niño tiene seis años, y se hace pipí en la cama. Le he explicado a la madre que eso es normal, que no hay que hacer nada, y que yo me hice pipí hasta los siete años. —¡Qué casualidad! —respondí en mi inglés vacilante—. Yo también me hice pipí hasta los siete años. El Dr. Yamanouchi se apresuró (para mi sorpresa) a traducir mis palabras, y la madre me miró con más sorpresa aún y se deshizo en reverencias y agradecimientos. Un rato después, otra madre, mientras escuchaba las palabras del médico, me miró también con asombro y me hizo otra reverencia. —Este niño de diez años también se hace pipí en la cama. Le he explicado a la madre que yo me hice pipí hasta los once años, y tú hasta los siete. —Pero… ¿no me dijo usted que también se había hecho hasta los siete? —Bueno —sonrió el Dr. Yamanouchi—, yo siempre les digo un año más.


Carlos González.
Extraído de su libro “Bésame Mucho.“

Quizás también le interese:
• Fragmentos del libro de Carlos González ‘Bésame mucho’

Cuándo quitar el pañal.





Cuándo quitar el pañal.

No todos los niños están listos a dejar el pañal a la misma edad, hay quienes son más “remolones” y les cuesta dejar el pañal y hay otros que lo dejan antes de que la madre quiera hacerlo.
Se considera normal que un niño deje los pañales antes de cumplir los 3 años. Antes de los 2 años, la mayoría de los bebés aún no saben controlar sus esfínteres.

Según los especialistas, hay que observar la conducta del bebé, sus movimientos o gestos de forma semanal. Esta conducta nos dirá si el niño ya está capacitado para dejar los pañales. Para eso, debes responderte algunas preguntas, las mismas te darán una orientación de la conducta de tu bebé.

1.      ¿Puede comprender que puede y debe esperar para recibir algunas cosas?
2.      ¿Camina con ayuda?
3.      ¿Se quita sin ayuda algunas prendas de vestir?
4.      ¿Permanece seco durante algunas horas o durante el período de la siesta?
5.      ¿Observas un ritmo regular, un cierto horario en sus necesidades fisiológicas?
6.      ¿Le molesta el pañal mojado o sucio?
7.      ¿Da signos verbales o no verbales de que está haciendo sus necesidades fisiológicas? Por ejemplo: ¿pequeños saltos si desea orinar? ¿Se sujeta los pañales antes de hacerlo? ¿Se esconde para defecar u orinar?
8.      ¿Pide que le cambies el pañal y que no vuelvas a ponérselo?
9.      ¿Tiene interés en el excusado? ¿Desea entrar contigo o con algún otro adulto?

¿Está pasando por algún momento traumático o estresante, tal como una operación, el ingreso al jardín de infancia, o la llegada de un hermano? Si así es, no es conveniente comenzar el entrenamiento para dejar el pañal: podrían agregarse nuevas causas de estrés que fueran demasiado pesadas para él.

Muchas madres (o abuelas) por falta de paciencia o por ansiedad, presionan a los niños para que estos dejen el pañal, pero no debes hacerlo ya que el propio niño te dará las pautas de cuando él esté preparado para hacerlo. Además, para el bebé dejar el pañal será un gran logro del cual tendría que sentirse orgulloso.

Extraído de Madres hoy.

viernes, 21 de mayo de 2010

Cómo proteger a los niños del sol.





Observando el mar.

Pautas para una correcta fotoprotección:

• No exponer directamente al sol a niños menores de 6 meses y extremar las precauciones en niños menores de 3 años.


• Evitar la exposición solar durante las horas de máxima radiación, entre las 11 y 16 hs. (como referencia podemos considerar peligrosas aquellas horas en que la sombra que proyecta el niño es inferior a su altura)


• Usar sistemáticamente prendas de protección: gorros de ala ancha, viseras, camisetas, lentes, etc.


• Use protección solar con un índice de protección de SPF DE + 30, QUE BLOQUEE EN UN 96% A UN 97,5% LOS RAYOS DE SOL.


• Aplicar fotoprotectores cuando se vaya a realizar cualquier actividad que lleve implícita la exposición solar. Aún si la actividad se realiza a la sombra o el día parece nublado.


• Aplicar generosamente el fotoprotector como mínimo 30 minutos antes de la exposición. Se recomienda escoger una formulación diseñada para cuidar la piel del niño, con un alto factor de protección solar, resistente al agua y eficaz frente a la radiación UVB Y UBA.


• Reaplicar el fotoprotector cada 2 hs.


• No aplicar colonias ni otros cosméticos sobre la piel del niño, ya que podrían llegar a provocar una reacción fototóxica.


• El fotoprotector debe ser de alto poder de permanencia sobre la piel, así como resistente al roce y al frotamiento.


• Los fotoprotectores recomendados para los más pequeños deben incluir las siguientes leyendas: resistencia al agua.


• La aplicación debe ser completa y pareja, esto incluye cara, labios, manos pies, cuello y orejas. Las partes mas vulnerables de los más pequeños son los lugares que no están expuestos normalmente a la luz solar.


• Mantener un adecuado grado de hidratación oral del niño. Esta es más importante cuanto menor sea el pequeño.


• Hidratar generosamente la piel del bebe/niño tras la exposición al sol.

¡Para tener en cuenta!

*Las nubes y la niebla no protegen la piel de los rayos ultravioletas, por lo cual es necesario proteger a los más pequeños incluso en los días nublados.


*Los rayos UV, aumentan al aumentar la altitud. Tenga especial atención en zonas montañosas.


*El pasto, la tierra, el agua, la nieve, la arena y la espuma de mar reflejan desde un 10% hasta 80% de la radiación UV.


*El uso de protectores solares no previene la insolación. Controle que su hijo ingiera agua en cantidad suficiente, para que permanezca bien hidratado.


*Tener presente que los productos de “protección total” no existen a pesar de que es frecuente encontrarlos en el mercado, no hay ningún producto solar que proteja completamente contra los rayos UV.


*Cuando sea necesario se deberá aplicar repelentes conjuntamente con el fotoprotector. Siempre se aplica primero el repelente.

¿Cómo evitar el golpe de calor?

Para evitar el golpe de calor se debe asegurar una buena hidratación, si el bebé se alimenta a pecho no es necesario darle líquido demás. Pero es muy importante que la mamá ingiera frutas, verduras y carne y beba al menos 2 litros diarios de líquidos. Si el bebé se alimenta con otras leches de formulas, será conveniente incorporar otros líquidos claros y abundantes frutas frescas.

¿Cómo aliviar las quemaduras solares?

Para aliviar las quemaduras solares de un niño lo mejor será que tome un baño fresco, luego aplicarle una loción humectante y abundantes líquidos para reponer los líquidos perdidos. No es conveniente para el bebe pasar todo el día en la playa o junto al río a pesar de contar con carpa o sombrilla.

Lorena Romano.
Swiss Medical Group

domingo, 16 de mayo de 2010

Evita el golpe de calor.









Evita el golpe de calor
Un trastorno muy grave
En verano, cuando los termómetros se disparan, los bebés y los niños corren el riesgo de sufrir el temido golpe de calor. Es esencial prevenirlo porque puede ser muy grave.




Qué es el golpe de calor
El cuerpo humano necesita mantenerse a una temperatura constante de 37 ºC, pero cuando se realiza cualquier esfuerzo físico, en un ambiente muy caluroso o bajo el efecto directo del sol, nuestro termómetro interno se eleva. Para termorregularse, se activan varios mecanismos como la sudoración o el traslado de la sangre calentada a los vasos más cercanos a la piel, que se dilatan, para intentar enfriarla.
Estos mecanismos funcionan bien a temperaturas moderadamente altas, pero durante una ola de calor, el aire está tan caliente que el organismo corre el riesgo de no conseguir hacer los ajustes necesarios. Entonces, la temperatura corporal aumenta por encima de 40 grados. Ante esta situación, al organismo le sobreviene una disyuntiva terrible: seguir enviando sangre a la periferia para refrigerar el cuerpo o atender las demandas aumentadas de los órganos vitales: corazón, cerebro, pulmones. Como estos últimos son siempre su prioridad, llega un momento en que la necesidad de mantenerlos funcionando es tan urgente, que se detienen los mecanismos de enfriamiento. El cuerpo deja de sudar.
Con este síntoma, se inicia un periodo de extrema gravedad. Aunque todos somos vulnerables ante un golpe de calor, los bebés y los niños lo son especialmente. Si la temperatura corporal no se controla ni disminuye de forma rápida y eficaz, el niño puede desarrollar lesiones musculares, problemas cardíacos, neurológicos –los más graves– e incluso llegar a un desenlace fatal.




Victoria Gómez

sábado, 15 de mayo de 2010

El cerebro del bebé.





                            La importancia de sentirse protegido y amado.

               http://www.tu.tv/videos/redes-447-el-cerebro-del-bebe

lunes, 10 de mayo de 2010

Las Rabietas.








Qué es una rabieta:
 Cuando nacemos, el principal plan que tiene la naturaleza con nosotros es que podamos sobrevivir. Para ello nos "apega" con las personas que nos cuidan, ya que está comprobado que teniendo a un cuidador cerca vivimos más (recordad que somos una especie muy incompletita cuando nacemos). Por eso es tan importante que los bebés nos reclamen cuando no estamos cerca y por ello es tan importante que nosotros intentemos satisfacer sus necesidades más importantes (alimento, sueño, higiene, contacto.), solo así se crea un apego seguro entre el niño y sus padres: el niño se da cuenta que tiene personas que le quieren y que le van a cuidar pase lo que pase, y por eso será un niño feliz.


Es importante durante los primeros años de la vida de un niño dejarle bien clarito que "siempre" estaremos con él, que "siempre" le querremos y le cuidaremos, aunque a veces no nos guste "exactamente" lo que hace. Eso es la base de una personalidad segura, independiente y con una autoestima capaz de soportar altibajos y adversidades. Alrededor de los dos años (puede variar según el niño) la supervivencia del niño está ya más garantizada (se desplaza solo, puede comer casi de todo y con sus propias manos, es autónomo en sus actos más vitales ..) y la naturaleza (¡qué sabia que es!) tiene otro plan para nosotros: si al principio era "apegarnos" para sobrevivir, ahora nos prepara para la independencia (pensad que sin independencia no crearíamos una familia propia, y eso es básico para el plan reproductor de la naturaleza). La independencia y autonomía es un largo camino que se va adquiriendo con la edad y a estas edades empezamos de una forma muy rudimentaria. ¿Cómo hace el niño para manifestar su independencia? Pues dada su edad es una estrategia muy simple: consiste solamente en negar al otro. Su palabra más utilizada es el "no" y es fácil de entender porque, negando al otro, empieza a expresar lo que él "no es" porque aún no sabe realmente lo que "es".Intento explicarme mejor: ¿Cómo se yo (niño) que soy otro y puedo hacer cosas diferentes a mis padres? ¡Pues llevándoles la contraria! Puede que aún no tenga claro lo que voy a ser pero así sé lo que no soy: yo no soy mis padres, por lo tanto ¡soy otro!


El único problema para los niños, es que les conlleva un conflicto emocional importante porque como los padres no entienden lo que pasa y normalmente se enfadan con ellos, los niños notan que se están enfrentando a los seres que más quieren y eso les provoca una ambivalencia de sentimientos. Eso, nada y más y nada menos son las famosas rabietas: una lucha interior entre lo que debo hacer por naturaleza y una incomprensión de mis padres hacia tales actos que me provocan unos sentimientos ambivalentes y negativos. Esa ofuscación entre querer una cosa, no entender lo que pasa y el rechazo paterno, es la fuente de la mayoría de las rabietas. Por eso lo mejor es dejarle claro que haga lo que haga siempre le queremos y le comprendemos, aunque a veces no estemos de acuerdo. Muchos padres viven esta etapa con mucha ansiedad porque piensan que es una forma que tienen sus hijos de rebeldía, tomarles el pelo y desobediencia. Nada más lejos. En estas conductas del niño no hay ningún sentido de "ponernos aprueba" ni hay ningún juego de poder entre medio (bueno a veces los padres sí que se lo toman como tal, pero el niño nunca pretende "desafiar" al adulto, solo hacer cosas diferentes a sus padres). Si el niño lleva la contraria a sus padres es para comunicarles algo muy importante: "¿lo ves?, me hago mayor. ¡Yo no soy tú! Puedo querer, desear y hacer cosas que tu no quieres".


¿Qué hacemos ante una rabieta? 
La mejor manera de superar las rabietas la resumo en cinco puntos:


1- Comprendiendo que el niño no pretende tomarnos el pelo. Esta simple convicción hará que seamos más flexibles con ellos (y por lo tanto se evitan muchos conflictos). Solamente pretende mostrarnos su identidad diferenciada.


2- Dejando que pueda hacer aquello que quiere. "¿Y si es peligroso o nocivo?" -me preguntareis-. Evidentemente lo primero es salvaguardar la vida humana, pero los niños raramente piden cosas nocivas, ¿saben lo más peligroso que me pidieron mis hijos cuando eran pequeños? ¡Ir sin atar en la sillita del coche!. Evidentemente les dije que no, y no arrancamos hasta que estuvieron convencidos, pero no me han pedido nunca nada tan peligroso. Bueno, una vez mi hijo mayor cogió una pequeña rabieta porque quería un cuchillo "jamonero", pero la culpa era más mía por dejar a su vista (y alcance) un cuchillo de tales dimensiones, que él por pedirlo. ¿No? El hecho de que quieran llevar una ropa diferente a la que nosotros queremos puede que atente contra el buen gusto, pero raramente atentará contra la vida humana. Lo mismo pasa con alguna golosina o con otras cosas. Si usted es un padre que vigila que el entorno de su hijo sea seguro, es difícil que pueda pedir o tocar algo nocivo para él. El hecho de el niño pueda experimentar el resultado de sus acciones sin notar el rechazo paterno hará que no se sienta mal ni ambivalente (y, de paso, evitamos la rabieta).


3- Evitando tentaciones. Los comerciantes saben perfectamente que los niños piden cosas que les gustan (por eso en los grandes supermercados suelen poner chucherías en las líneas de caja) ¿Acaso pensaba que el suyo es el único niño que montaba en cólera por una chuchería? Si su hijo es de los que pide juguetes cuando los ve expuestos o chucherías si las tiene delante ¿Qué espera?. Intente evitar esos momentos (no se lo lleve de compras a una juguetería o intente buscar una caja donde hacer cola que no tenga expositor de juguetes ni dulces) o pacte con él una solución ("Cariño vamos al super. Mamá no puede estar comprando cada día chuches porque no son buenas para tu barriguita, así que solo elegiremos una cosita"). Si los mayores nos rendimos muchas veces a una tentación (el que esté libre de pecado que tire la primera piedra) ¿Por qué pensamos que un niño puede contenerse más que nosotros?


 4- Podemos expresar nuestra disconformidad, pero no atacamos la personalidad del niño o valoramos negativamente su conducta. Es decir, mi hijo no es más bueno o malo porque ha hecho una cosa bien o no. Mi hijo siempre es bueno, aunque a veces yo no le entienda o no me guste lo que ha hecho. En este sentido vean este diálogo: Mamá: Cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso. Niño: No quiero, mamá: ¿Cómo que no quieres? Esto está mal. ¡Eres un niño malo! Tía Marta te quiere mucho y tú no la quieres. Mamá no te querrá tampoco. A partir de aquí puede haber dos opciones o el niño monta una pataleta del tipo: ¡eres tonta y tía Marta también! Y ya la tenemos liada. O bien, ante la idea de perder el amor de su madre, va y le da un beso a tía Marta, a lo que su madre responde: "¡Que bien! Así me gusta ¡Qué bueno eres!" con lo que el niño aprende que es bueno cuando no se porta como él siente y que solo obra bien cuando hace lo único que quiere su madre. Es decir: se nos quiere cuando disfrazamos nuestros sentimientos. Ninguna de las dos soluciones es correcta porque en ningún momento hemos evitado atacar la personalidad del niño (eres malo) y hemos valorado su conducta (esto esta mal o esto está bien). Si en lugar de ello hubiéramos entendido sus emociones, a pesar de mostrar nuestra disconformidad, el resultado podría haber sido: Mamá: cariño ha venido tía Marta. Ve a darle un beso. Niño: No quiero. Mamá: Vaya, parece que no te apetece dar un beso a la tía marta. (Reconocemos sus sentimientos) Niño: sí. Mamá: Cuando las personas van de visita a casa de otra se les da un beso de bienvenida, aunque en ese momento no se tengan muchas ganas ¿lo sabías? Niño: No. (Y si dice que sí, es lo mismo). Mamá: ¿vamos pues a darle un beso de bienvenida a tía Marta?


Normalmente a estas alturas el niño (que ha visto que le han entendido y que no le han valorado negativamente) suele contestar que sí. En el hipotético caso de que siga con su negativa podemos mostrar nuestra disconformidad: Mamá: El hecho de que no se lo des me disgusta, porque en esta casa intentamos que la gente se sienta bien. ¿Qué podemos hacer para que tía Marta se sienta bien sin tu beso? (a lo mejor tía Marta es una barbuda de mucho cuidado y a su hijo no le apetece darle un beso, pero eso no implica que quiera que se sienta ofendida). Niño: le diré hola y le tiro un beso. Mamá: Me parece que has encontrado una solución que nos va a gustar a todos. ¡Vamos!


5- Las rabietas se pasan con la edad. Es decir, llega un día en que el niño adquiere un lenguaje que le permite explicarse mejor que a través del llanto y las pataletas. También llega un día en que sabe lo que "es" y "quiere" y lo pide sin llevar la contraria a nadie. Llega un momento en que, si no hemos impedido sus manifestaciones autónomas y de autoafirmación, tenemos un hijo autónomo, que sabe pedir adecuadamente lo que quiere porque ha aprendido que nunca le hace falta pedirlo mal si su petición es razonable. ¿Cómo hacer que llegue antes este momento en que finalizan las rabietas? Por una parte hemos de procurar que en la etapa anterior (la del apego que explicábamos al principio) el niño esté correctamente apegado: un niño inseguro tardará más en pasar esta etapa de independencia. Así que si quiere que su hijo sea autónomo, mímele todo lo que pueda cuando sea pequeño. Para adquirir la independencia se necesita seguridad y la seguridad se adquiere con un buen apego. Una vez haya llegado a la etapa de las rabietas, hemos de intentar que se solucionen cuanto antes. Nada de esto se dará si coartamos su deseo de separarse de nosotros, ya que lo único que se obtiene "intentando" que no se salga con la suya es un niño sumiso o rebelde (depende del tipo y grado de disciplina o autoridad empleada). Normalmente si les "ignoramos" suelen volverse más sumisos y dependientes (otro día os explico los mecanismos psicológicos de ignorar conductas), aunque lo que vemos es un niño que se doblega y "parece" que mejore en sus rabietas. Pero la causa que provoca esa rabieta sigue en él y se manifestará de otra forma (ahora o en la adolescencia). Sé que es difícil acordarse de todo ante una rabieta infantil. Sé que es difícil razonar cuando estamos a punto de perder la razón. Sé que es difícil, y por eso, ante la duda de no saber como actuar, intente querer a su hijo al máximo porque él lo estará necesitando, ya que las rabietas también hacen sentirse mal a los niños.


"Quiéreme cuando menos me lo merezca porque será cuando más lo necesite" o lo que es lo mismo: "Intenta ponerte en mi lugar porque yo también lo estoy pasando mal".


 Rosa Jové.





25 Maneras de hablar para que sus hijos escuchen.





25 maneras de hablar para que sus hijos escuchen



Una gran parte de la educación es cómo hablar con los niños. La forma en la que usted habla con ellos les enseña la forma de hablar con otros. He aquí algunas cosas que hemos aprendido de nuestros hijos:




1-. CONECTE ANTES DE DIRIGIR:
Antes de dar directivas a su hijo, descienda al nivel de sus ojos y establezca contacto ocular con el, para obtener su atención. Muéstrele como enfocar: “M. necesito tus ojos”-“tus orejas”. Ofrezca el mismo lenguaje corporal cuando esté escuchando a su hijo. Tanga cuidado de que su mirada no sea tan intensa que controle en lugar de contactar.

2-. DIRÍJASE AL NIÑO:
“N. quieres por favor….”


3-. SEA BREVE:
Use reglas de una sola frase. ponga la orden principal en la frase de inicio. Cuanto más tiempo divague, más probable es que su hijo se vuelva sordo para los padres. Demasiado hablar es uno de los errores más frecuentes cuando dialogamos. Produce en el niño la impresión de que usted no está muy seguro de lo que quiere decir. Si le puede mantener a usted hablando, puede mantenerle distraído.


4-. SEA SIMPLE:
Utilice frases cortas y palabras de una sílaba. observe el modo en que ellos hablan unos con otros y tome nota. Cuando su hijo muestra esa mirada vidriosa y desinteresada, usted ya no está siendo entendido.


5-. PÍDALE A SU HIJO QUE LE REPITA SU PETICIÓN:
Si no puede, ha sido demasiado larga o demasiado complicada.


6-. HAGA UNA OFERTA QUE SU HIJO NO PUEDA RECHAZAR:
Usted puede razonar con un niño de dos-tres años, especialmente para evitar berrinches: “vístete para que puedas salir a jugar”. Ofrezca una razón para sus peticiones, que sea para ventaja del niño, y que sea difícil de rechazar. Esto le da un motivo para salir de su posición de poder, y hacer lo que usted le pide


7-.SEA POSITIVO:
En lugar de decir: no corras, diga: dentro caminamos, fuera se puede correr.


8-.EMPIECE SUS PETICIONES CON LA PALABRA QUIERO:
En lugar de decir bájate de ahí, diga quiero que te bajes de ahí. Esto funciona bien con niños a los que les gusta agradar, pero no recibir órdenes. diciendo quiero, da usted una razón para agradar, más que una orden.


9-. CUANDO…ENTONCES:
Cuando te hayas cepillado los dientes, te contaré el cuento. Decir cuando implica que usted espera ser obedecido, mejor que el “si” que da al niño la sensación de que puede optar por hacerlo o no, cuando usted no quería darle opciones.


10-. PRIMERO LAS PIERNAS, DESPUÉS LAS PALABRAS:
En lugar de gritar “apaga la televisión y a cenar” acércate a donde está viendo la tv, únete a él un ratito, y en el primer intermedio para anuncios, dile que apague la televisión. Yendo hacia él le convences de que tu requerimiento es realmente serio. De otra manera, lo interpretan como una mera preferencia.


11-.OFRECE ALTERNATIVAS:
Prefieres ponerte antes el pijama o cepillar los dientes.


12-. HABLA DE FORMA ADECUADA A SU DESARROLLO:
Cuanto más pequeño sea el niño, más cortas y simples deben ser las órdenes. Considere su nivel de comprensión. Por ejemplo: un error muy común es preguntarle a un niño de tres años ¿Por qué has hecho eso?. La mayor parte de los adultos tienen problemas para explicar su comportamiento. Pruebe a cambio: vamos a hablar de los que has hecho.


13-. HABLE DE FORMA SOCIALMENTE CORRECTA:
Incluso un niño de dos años puede aprender “por favor”. Espere que su hijo sea educado. Los niños no deberían sentir que la educación es opcional. Hable con sus hijos de la forma en que espera que ellos hablen con usted..


14-.HABLE DE FORMA PSICOLÓGICAMENTE CORRECTA:
Los comienzos amenazantes o sentenciosos, son propensos a poner al chico a la defensiva. Los mensajes que comienzan con “tu” hacen al niño encerrarse. Los que empiezan con “yo” no son acusadores. En lugar de empezar: “tu debes hacer…” pruebe diciendo:”a mi me gustaría que hicieras….” o “yo necesito que hagas”. No haga una pregunta inicial si la respuesta negativa no es una opción: ¿quieres poner la mesa?. Diga simplemente: pon la mesa por favor.

15-. ESCRÍBALO:
Los recordatorios pueden derivar en quejas con demasiada facilidad, especialmente en los preadolescentes, que piensan que decirles cosas los sitúa en la sección de esclavos. Sin decir una palabra, puede comunicar todo lo que necesite decir: hable con una libreta y un lápiz. Deje notas humorísticas a sus hijos, siéntese y observe lo que ocurre.


16-. BAJE EL TONO DE SUS HIJOS:
Cuanto más alto grite el niño, más bajo hable usted. Deje a su hijo ventilarse, mientas usted intercala comentarios de tanto en tanto: “entiendo” o “¿puedo ayudarte?”. Algunas veces solo tener un escucha atento puede disminuir el volumen de una rabieta. Si usted se pone a su nivel, tendrá dos berrinches que manejar. Sea un adulto para él.


17-. SERENE AL NIÑO:
Antes de dar una orden, restaure el equilibrio emocional del niño, de otra forma está perdiendo el tiempo. Nada profundiza cuando un niño está en un naufragio emocional.


18-. REPITA SU MENSAJE:
Los niños pequeños necesitan que les repitan las cosas cientos de veces. Los niños con menos de 2 años, tienen dificultad para internalizar sus órdenes. Muchos niños de tres años, comienzan a internalizar órdenes, de forma que lo que usted les dice comienza a calar. Repita cada vez menos veces a medida que su hijo crece. Los preadolescentes contemplan la repetición como una queja.

19-.DEJE QUE SU HIJO COMPLETE EL PENSAMIENTO:
En lugar de decir: no dejes ese barullo amontonado. Diga: M., piensa donde quieres guardar tus cosas de jugar al fútbol. Dejar que el niño complete los espacios en blanco es más fácil que sea una lección duradera.


20 -.USE NORMAS RIMADAS:
 “Para cruzar, la manita hay que dar” (esto es una aportación mía, ya que la rima inglesa, no rima en castellano)


21-. DE ALTERNATIVAS QUE GUSTEN:
No puedes ir solo al parque, pero puedes jugar en el vecindario.


22-. DE NOTICIAS POR ADELANTADO:
Vamos a salir enseguida, vete diciendo adiós a los muñecos (o a los otros niños).


23-. ABRIR A UN NIÑO CERRADO:
Selecciones cuidadosamente frases que hagan abrirse a las pequeñas mentes cuando se cierran. Adhiérase a tópicos que usted sabe que su hijo le entusiasman. Haga preguntas que requieran una respuesta diferente de si y no. Pregunte cosas específicas: en lugar de “¿qué tal lo has pasado en el cole?” pregunte “¿qué es lo más divertido que has hecho hoy en el cole?”

24-. USE CUANDO TU…YO ME SIENTO…PORQUE…:
Cuando te alejas de mamá yo me preocupo porque podrías perderte.


25-. CIERRE LA DISCUSIÓN:
Si una cuestión está realmente fuera de discusión, diga no.”No cambiaré mi decisión sobre esto. Lo siento”. Ahorrará tiempo y desgaste a usted y a su hijo. Reserve su tono de voz de “aquí podemos tener un problema” para cuando lo haga.



domingo, 9 de mayo de 2010

Desayuno Saludable.




Un desayuno saludable.

La falta de tiempo nos ha llevado a considerar el Desayuno como una comida de la que podemos prescindir. Son muchos los niñ@s que acuden al Colegio u otras actividades sin haber desayunado o sólo habiendo ingerido alimentos líquidos.

Sin embargo, el desayuno es una comida muy importante, pues aporta la energía necesaria para afrontar las actividades de cada mañana, entre ellas la jornada del colegio.
Se debe evitar, en la medida de lo posible, productos de bollería y refrescos azucarados en el desayuno de nuestros hijos, pues supone un aumento de azucares y grasas poco saludables.
Un desayuno Sano y equilibrado debe contener: Cereales (pan, galletas integrales), fruta, Lácteos y carnes (Leche, yogur, cuajada, queso, jamón, pavo)



lunes, 3 de mayo de 2010

Cuentos Infantiles para dormir.






Los cuentos infantiles para dormir, son una cariñosa, placentera y educativa costumbre a la hora de conciliar el sueño.
En la noche es bueno crear una atmósfera cargada de ternura, historias y media luz, que te ayudarán a iniciar el sueño de tu hijo de una manera suave y placentera:


- Asegúrate que la rutina final para antes de acostarse se haya completado y que no falte nada: Comida, leche, baño, lavado de dientes, inodoro, pijama. Elige un cuento mágico, sin momentos de miedo ni peligros. También puedes inventártelos tú misma improvisando. Es más sencillo de lo que piensas.


- Evita las interrupciones. Desconecta el móvil, apaga el ordenador y la televisión y promueve el silencio en toda la casa, avisando que estarás en el cuarto del niño. Luego échate con tu hijo en la cama o bien puedes acercar un sillón, pero no hay nada más arrullador y reconfortante que sentir la cercanía de mamá.


- Luz tenue: La luz que esté encendida debe ser la de la mesita de noche, no la del techo. Así podremos enfocarla sobre el texto del relato, sin que deslumbre al niño dificultándole la conciliación del sueño.


- Tono de voz suave: El tono que debes usar al narrar el cuento debe ser poco más que un susurro, bajando su intensidad incluso donde supuestamente hay una exclamación del protagonista. La lectura debe ser más lenta de lo normal, lo cual te ayudará a dominar mejor la modulación suave de tu voz.


Mantén siempre el contacto con tu hijo, acariciándole la cabeza. Al principio es muy posible que el niño interrumpa, lo cual es normal. Poco a poco irá tranquilizándose. Si no es así, suspende el relato, no es necesario forzarlo. A lo mejor asi se detenga y preste atención. De cuando en cuando, o a cada vuelta de página, observa si tu hijo se está adormeciendo. En muchos casos no llegarás al final del cuento. En ese momento, asegúrate que esté dormido, cúbrelo bien con ropa de cama, apaga la luz y espera un poco. Luego retírate de la habitación.


Establecer el cuento como parte de la rutina para ir a dormir será beneficioso para todos, pues tú aprovecharás ese tiempo para estar exclusivamente con tu hijo, y él disfrutará de una de las mejores maneras de coger el sueño: A través de la voz que más quiere y necesita oir en el mundo.

domingo, 2 de mayo de 2010

El sueño infantil, mitos y realidades.





8 Hechos sobre el sueño de los niños que todos los padres deberían conocer.


Para entender mejor las formas de hacer que tu hijo quiera ir a dormirse y mantenerse dormido, he aquí algunos principios importantes sobre el sueño que todos los padres deberían entender.


1-. COMO DUERME USTED: después de vestirse o desvestirse para ir a la cama, la mayoría de los adultos se ayudan a si mismos a relajarse para el sueño, mediante varios rituales: leer, escuchar música, ver TV o teniendo sexo. (NOTA: supongo que se refiere a los que no tienen hijos, porque los que los tenemos no tenemos rituales, entramos en coma, y tenemos poco sexo en general). A medida que usted cae dormido, sus centros cerebrales superiores comienzan a descansar, permitiéndole entrar en una fase de sueño profundo llamada fase NO- REM (REM = movimientos oculares rápidos). Su cuerpo y mente están relajados durante este periodo de sueño, su cuerpo está quieto, su respiración es pausada y regular, sus músculos están flojos. Después de aproximadamente una hora y media en este estado de sueño, su cerebro comienza a despertar y trabajar, lo que le saca a usted del sueño profundo, y pasa a una fase de sueño ligero o activo, llamado sueño REM (movimientos oculares rápidos). Durante esta fase, sus ojos se mueven bajo los párpados, mientras su cerebro trabaja. Usted sueña, se da vueltas y puede incluso colocar las mantas, sin despertarse por completo. Es durante esta fase cuando usted puede despertarse por completo para, por ejemplo, ir al baño, y luego volver a la cama y volver a dormirse. Estos ciclos se alternan cada dos horas a lo largo de la noche, de forma que un adulto medio duerme unas 6 horas en sueño profundo y 2 en sueño ligero la lo largo de la noche. (NOTA: para completar la información os diré que en los primeros ciclos predomina el sueño profundo y a medida que pasa la noche se hace más largas las fases de sueño ligero). Por tanto, usted no duerme profundamente toda la noche, aunque le pueda parecer que lo hace.


2-. COMO ENTRAN LOS NIÑOS EN EL SUEÑO: está usted acunando, paseando o dando el pecho a su bebé, y sus párpados comienzan a cerrarse, y su cuerpo a relajarse en sus brazos. Sus ojos se cierran por completo, pero sus párpados continúan teniendo pequeñas contracciones y su respiración es irregular. Sus manos están flexionadas y puede que haga algunos gestos involuntarios con la cara, llamadas “muecas del sueño”. Puede incluso continuar succionando de forma parecida a un “aleteo”. Justo en el momento en que usted se flexiona para depositar a su bebé “dormido” en la cuna, para intentar salir silenciosamente de la habitación, se despierta y llora. Esto es así porque no estaba completamente dormido. Estaba aún en fase de sueño ligero cuando le puso en la cuna. Ahora pruebe a dormir a su hijo como lo haga habitualmente, pero hágalo durante un tiempo más largo (aproximadamente 20 minutos). Usted se dará cuenta que las muecas desaparecen, y la respiración del bebé se vuelve pausada y profunda, y sus músculos se relajan por completo: sus manos se abren, sus brazos y hombros cuelgan pesados: señales de sueño profundo. El niño está ahora en una fase de sueño profundo, permitiendo que usted pueda posarlo, respirando con satisfacción, porque el bebé ya está dormido.


Primera lección de “ser padres por la noche”: los bebés necesitan que se les duerma, no solamente que se les deje para que se duerman. Algunos bebés pueden ser dejados somnolientos y se dormirán solos, otros necesitan que sus padres les ayuden a dormirse.


La razón es que, mientras los adultos entramos directamente en la fase de sueño profundo, los niños en los primeros meses entran primero en una fase de sueño superficial. Y tras 20 minutos o más, gradualmente entran en fase de sueño profundo, del cual ya no es tan fácil despertarles. Como probablemente sabrá por experiencia, si usted trata de poner apresuradamente a su hijo en la cama durante este periodo inicial de sueño ligero, habitualmente se despiertan. Con algunos meses más algunos bebés entran con más rapidez en la fase de sueño profundo. Aprenda a reconocer las fases de sueño de su hijo. Espere a que esté profundamente dormido antes de cambiarlo de ubicación.


3-. LOS CICLOS DE SUEÑO DE LOS BEBÉS SON MÁS CORTOS QUE LOS SUYOS: permanezca “adorando” a su bebé dormido y observe su sueño. Alrededor de una hora después de haberse ido a dormir, comienza a estirarse y moverse. Sus párpados aletean, hace muecas, respira de forma irregular y los músculos se tensan. Está volviendo a entrar en una fase de sueño ligero. El tiempo de pasar del sueño profundo al ligero es un periodo vulnerable del sueño, en el que muchos bebés se despiertan si alguna circunstancia les preocupa o incomoda (como el hambre). Si el bebé no se despierta, pasará por esta fase de sueño ligero durante los siguientes 10 minutos y posteriormente entrará de nuevo en el sueño profundo. Los ciclos de sueño de los adultos duran una media de 90 minutos, los de los niños son más cortos (50-60 minutos) así que tienen un periodo de sueño vulnerable cada hora o menos. Si cuando el bebé está en esta fase usted deposita una mano consoladora en su espalda o canta una nana suave, o si el la siente próxima a el porque duerme con usted, pasará este periodo sin despertarse.


Segunda lección de “ser padres por la noche”: algunos bebés necesitan que les ayuden para volverse a dormir.


Hay algunos niños que pueden pasar este periodo sin despertarse, y que, si se despiertan, pueden relajarse a si mismos para volverse a dormir. Otros necesitan una mano amiga, voz o pecho para entrar de nuevo en el sueño profundo. De estos simples hechos sobre el sueño, se deduce que uno de los objetivos de los padres por la noche es crear un entrono para dormir que ayude al bebé a pasar estos periodos vulnerables sin despertarse, para que entre de nuevo en la fase de sueño profundo.


4-. LOS BEBÉS NO DUERMEN TAN PROFUNDAMENTE COMO USTED: no solamente les lleva más tiempo dormirse y tienen periodos de sueño vulnerable con más frecuencia, sino que además, el sueño ligero dura el doble que el de un adulto. A primera vista esto no parece honrado para los padres cansados de cuidar al niño todo el día. Pero si consideramos el principio de desarrollo que dice que los bebes duermen (o no ) de la forma en que lo hacen por una razón vital, puede sernos más fácil entender las necesidades de sueño de su hijo, y desarrollar una forma de ser padres por la noche que ayude, en lugar de dañar los ritmos naturales de sueño de su hijo. Por esto estoy en contra de los “entrenadores de sueño”, que anuncian una variedad de técnicas diseñadas para que el bebé duerma toda la noche, a un precio, y con un riesgo.


5-. LOS DESPERTARES NOCTURNOS TIENEN BENEFICIOS PARA LA SUPERVIVENCIA: en los primeros meses, las necesidades de los bebés son las más altas, y su capacidad de comunicación la más baja. Suponga que un bebé durmiera profundamente durante la mayor parte del tiempo. Algunas de sus necesidades básicas quedarían descubiertas. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños, y la leche materna se digiere con rapidez. Si el estímulo del hambre no le despertara con facilidad, no sería bueno para su supervivencia. Si la nariz del bebé estuviera obstruida y no pudiera respirar, o tuviera frío o necesitara calor y su estado de sueño fuese profundo de forma que no pudiera comunicar sus necesidades, su supervivencia estaría comprometida.


Una cosa que hemos aprendido en nuestra práctica como pediatras es que los bebés hacen lo que hacen porque están diseñados así. En el caso del sueño de los niños, las investigaciones sugieren que el sueño activo protege a los bebés. Suponga que su bebé durmiera igual que un adulto, es decir, predominantemente con sueño profundo. Suena maravilloso. Para usted, puede, pero no para un bebé. Suponga que el bebé tiene necesidad de calor, comida o tiene obstruida la vía aérea, y que el sueño es tan profundo que no le permite actuar para corregir esto problemas. Su bienestar estaría en peligro. Aparentemente los bebés vienen configurados con unos patrones de sueño que les permiten despertarse en respuesta a circunstancias que afectan a su bienestar. Creemos, y los investigadores lo confirman que las frecuentes fases de sueño REM (activo) sirven a intereses psicológicos de los bebés en los primeros meses, cuando su bienestar está más amenazado.


Tercera lección de “ser padres por la noche”: intentar que un bebé duerma demasiado profundamente demasiado pronto puede no ser lo mejor en términos de desarrollo del bebé. Por esto, los nuevos padres vulnerables a los “entrenadores de sueño” no deberían sentirse presionados para hacer que sus bebés duerman demasiado profundamente demasiado pronto.


6-.LOS DESPERTARES NOCTURNOS SON BENEFICIOSOS PARA EL DESARROLLO: los investigadores del sueño creen que los bebés duermen más “inteligentemente” que los adultos. Teorizan que el sueño ligero ayuda al cerebro a desarrollarse, ya que es cerebro no descansa durante el sueño REM. De hecho el flujo sanguíneo al cerebro casi es el doble durante las fases REM. 8este incremento de flujo es particularmente evidente en las áreas cerebrales que controlan automáticamente la respiración). Durante el sueño REM el cuerpo incrementa la síntesis de ciertas proteínas de los nervios, los bloques de construcción del cerebro. También se cree que el aprendizaje ocurre durante las fases activas del sueño. El cerebro puede usar este tiempo para procesar la información adquirida mientras estamos despiertos, guardando aquello que es útil y descartando lo que no lo es. Algunos investigadores del sueño, creen que el sueño REM actúa autoestimulando el cerebro en desarrollo, proveyendo imágenes beneficiosas que promocionan el desarrollo mental. Durante esta fase de sueño ligero, los centros superiores del cerebro se mantienen operativos, mientras que en el sueño profundo estos están en silencio. Es posible que durante esta etapa de crecimiento cerebral rápido (los cerebros de los bebés alcanzan el 70% del tamaño adulto durante los primeros dos años) el cerebro necesite continuar funcionando durante el sueño para desarrollarse. Es interesante anotar que los bebés prematuros pasan el 90% de sus horas de sueño en sueño REM, posiblemente para acelerar el crecimiento cerebral. Como puede ver, el periodo de la vida en el que los humanos duermen más y en el que el cerebro se desarrolla más rápidamente, es también cuando más sueño activo se tiene.


7-.MIENTRAS CRECEN, LOS BEBÉS ALCANZAN LA MADUREZ EN EL SUEÑO: “vale”, dirá usted, “entiendo este diseño en desarrollo, pero ¿Cuándo dormirá mi bebé toda la noche?”. La edad a la que los bebés se asientan (es decir: se van a dormir con facilidad y permanecen dormidos) varía ampliamente de unos niños a otros. En los primeros tres meses, los bebés pequeñitos rara vez duermen más de 4 horas seguidas, sin necesitar alimento. Los bebés pequeños tienen estómagos pequeños. Suelen dormir un total de 14-18 horas al día. Desde los 3 a los 6 meses muchos bebés comienzan a establecerse: están más despiertos por el día y algunos pueden dormir periodos de 5 horas. Es esperable en este periodo uno o dos despertares nocturnos. También observará en este periodo que las fases de sueño profundo se alargan. Los periodos vulnerables para los despertares nocturnos disminuyen y los bebés entran en el sueño profundo más rápidamente. Esto se llama maduración del sueño.


Lección 4 de “ser padres por la noche”: un hecho importante a recordar es que los hábitos de sueño de su bebé son más un reflejo de su temperamento (del bebé) que del estilo de crianza que halla elegido. Mantenga en su mente que otro padres habitualmente exageran lo que duermen sus hijos, como si eso fuera una marca de buena paternidad, que no lo es. No es su culpa que el bebé se despierte.


8-. BEBÉS QUE CONTINÚAN DESPERTÁNDOSE: cando los bebes maduran a estos patrones similares al adulto de sueño, varía de unos a otros. De forma que mientras la mayoría de bebés alcanza esta madurez en algún momento durante la segunda mitad del primer año, muchos continúan despertándose. ¿La razón? estímulos dolorosos como catarros, erupción de los dientes se hacen más frecuentes. Adquisición de hitos del desarrollo como sentarse, gatear y caminar puede llevar a los bebés a practicar estas habilidades durante la noche. Después entre el año y los dos años, cuando el bebé comienza a superar estos estímulos, comienzan otras causas como la angustia de separación y las pesadillas.


De todas formas, aunque comprenda la razón por la cual los bebés son propensos a despertarse, se da cuenta que sigue siendo importante para los padres y los bebés tener un sueño reparador por las noches, de otro modo, el bebé, los padres y su relación no irán bien.


Dr. Sears.
Traducción de Solecilla.

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